sábado, 31 de octubre de 2009

Pequeños vestigios de felicidad

De alguna manera me impongo, debo dejar por escrito, dejar plasmado en el papel lo que siento, sabiendo que la memoria no es infinita, ni el lugar más seguro para guardar sentimientos y que el papel es el único que puede saborear eternamente la felicidad que hoy siento. Porque los recuerdos guardados en la mente cambian, se pierden detalles en el pasar indómito del tiempo, pero el papel es ilimitado, sus hojas pueden ponerse amarillas, o tal vez cortarse, pero la esencia de las palabras perdurara por siempre. Y en si, lo que quiero decir, mientras se me atoran palabras, o entre pensar y pensar, y en el mas simple de los términos, es que soy feliz. Y no me interesan ni el por qué, ni el cómo, ni el para qué, sólo se que todo lo que antes no tenia valor, hasta el más ínfimo de los detalles, paso a serlo todo, todo paso a tener un valor inimaginable para mi. Desaparecieron las dudas, la inseguridad, ya basta de denigrar mi vida, voy a erradicar los problemas y no voy a permitir ni que mi entorno, ni nadie ajeno a mi acabe con esto. Me gusta sentir y pensar simultáneamente, que aunque el mundo se desmorone, se revolucione en frente de mis ojos, esto que siento perdura, inamovible, intocable, inmune ante todo y todos, ya que nunca nadie podrá atravesar dentro de mi.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Efímeros aires de felicidad

Oportunidades, nuevas y complejas oportunidades. Me es difícil poder expresar bien lo que siento, intento buscar las palabras correctas para este nuevo sentimiento, al parecer inefable. Siempre mis palabras tenían un tono de amargura, dolor, incertidumbre, y hoy en día comprendo el por qué. Nunca me cuestione acerca de que clase de afecto buscaba, de por qué la balanza tendía a caer por el lado equivocado; inestabilidad; adicciones; caminaba en círculos creando un pozo en el suelo en el cual me enterraba más y más. Y apareció el y comprendí que lo que tenia delante mió era totalmente un espejismo creado para no sentirme tan sola, tonta de mi, no me daba cuenta que aquellos que estaban conmigo no eran más que rocas deshaciéndose en mis manos, que no eran mas que pasajeros que compartían un mismo viaje pero, como todo viaje llega a su fin, dejando el leve vacío de quien regresa. Comprendí cuan ínfimos habían sido mis actos, y la razón por la cual me creía un objeto superfluo para los demás,“ creía que el autoritarismo de cierto ser me reducía a nada.”Inequívoco. Soy mucho más que nada. Y en fin, quiero escapar de todo lo que fui, pero ya no de la manera en que solía hacerlo, quiero alejarme de ciertas sombras que opacan mi luz, para que puedan conocerme realmente, y no que vean un yo condicionado por mi entorno. Y todo esto se lo debo tan sólo a una casualidad, a una llegada tarde, un asiento vacío, y a el extendiéndome la oportunidad de conocer algo nuevo, felicidad, efímera, pero en fin, existente.

martes, 13 de octubre de 2009

Al final de la línea blanca duerme el dolor


El sonido de la lluvia goteando en la ventana, el viento respirando cerca, la noche envolviendo todo con su manto sombrío y el silente pesar de un cuarto vacío. El leve golpeteo de las horas corriendo en el reloj, el teléfono que nunca sonó, la espera en vano, el llanto arrastrándose con fuerza por su rostro y el olor a humedad de un cuarto que nunca se abrió. Y dentro de aquel cuarto su alma murió, y cuando la puerta por fin se abrió, sólo se pudo observar un cuerpo consumido , sus ojos taciturnos, se había perdido aquella encantadora picardía que solía verse en su rostro. Entonces ella con su voz trémula susurro, “Cuanto perdí todo este tiempo y ¿Por qué?, sólo por ser una niña aburrida con su vida que encontró un gusto dulzor en la destrucción. Malgaste mi vida en vicios, me importo mucho mas verme rodeada de miles de personas que de aquellas que realmente me querían. Al final yo hice realidad mi miedo, arrojando a las personas que se interesaban por mi lejos, y quedándome con aquellas que me otorgaban algo de placer, un placer efímero, pero al final ya ni sentía placer , al final me quede sola. Y el gusto dulzor de la destrucción, del dolor, se torno amargo, era un gusto agrio en mi boca. Los días se me hacían intolerantes, me sentía impotente, desesperada, estaba violenta, sacada, trastornada, y ahora salí. Salí de aquel cuarto donde encerraba mis vergüenzas, mi humillación, donde vivía mi vida lejos del prejuicio de la gente, sin importarme nada, pero ya es tarde, la soledad me arrastra hacia las adicciones, y cada línea blanca que traspaso me va a acercando a un final inexorable. Hoy en día me doy cuenta que viví buscando felicidad, un sentimiento muy semejante al placer, pero aunque estos sean inherentes, yo sólo conocí el placer del dolor, pero nunca podré decir que conocí el placer de ser feliz…”Un estruendoso sonido, un alma que ya no es, y ahora su cuerpo yace tendido en suelo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Otro día para ser

Podría decir que hoy en día me miro a un espejo y me reconozco mucho menos que antes, que mi imagen es mucho más distorsionada que la que veía cuando era anoréxica o bulímica. A veces aún creo reconocer algún vestigio de aquella Agustina que vivía su vida truncada en recuerdos y en situaciones que no lograba superar. Pero en algún momento, no sé si decir que se produjo una bifurcación en mi persona, sino, decir más bien que cambie. Que en algún momento abandone todo aquello que era, para convertirme en una persona odiosa para quienes en verdad me quieren, y amada, o por lo menos considerada, por aquellos que antes nunca lograron comprenderme. Ahora me veo rodeada de gente, ya no me veo sola, río, de a poco voy sanando, enmendando lo que mi viejo yo destruyó. Pero aún así no me siento conforme. Los cambios fueron grandes, rotundos, desequilibraron mi entorno, los deje pensando en aquello que no pueden llegar a pensar, me convertí en una persona que nunca quise ser, soy tan ordinaria como aquel resto que siempre critique. Busco placer en conversaciones mediocres, vacías y sin sentido, en amores efímeros, en aquellas personas desequilibradas, para así, si algún día me toca caer de la cuerda sobre la cual se balancea mi vida actualmente, sabré que no caí sola, pero si en soledad...