domingo, 29 de agosto de 2010

¿Justos o réprobos?


Pum…todo voló a mí alrededor en mil pedazos. En aquel preciso instante pensé que había cometido el crimen perfecto, hasta que escuche las sirenas de las patrullas casi al lado mío y un oficial tendiéndome en el suelo y gritando “alto, policía.” Me llevaron al penal de Ezeiza y bueno acá es donde me encuentro hace más de un año. Al principio me sentí perdida, asustada, como se imaginaran acá la gente es muy poco amigable, el respeto acá dentro se gana a los golpes e incluso muchas veces te cuesta la propia vida, pero, ¿qué otra opción queda?. Por suerte aprendí a rodearme con gente que se hace respetar acá dentro, sino creo que podría estar muerta ahora.
A lo largo de este año, conocí muchas mujeres que se encuentran acá dentro por diversos motivos, pero todas de alguna manera se intentan justificar, no quieren reconocer que ya no se encuentran dentro de la lista de los justos, sino de los réprobos. Todos acá estamos condenados de por vida a las penas eternas.
Recuerdo la primera noche en que llegué y me pusieron en mi celda, había una mujer con quien debía compartirla, le decían la Yayi. Me había preguntado por qué razón me habían encerrado, pero yo me negué a contestar. Entonces ella empezó a contar su historia, dijo que ella era una mujer como cualquier otra, tenía su marido y dos hijos, cocinaba, planchaba, vivía solo para ellos, no consideraba que necesitase algo más que eso. Pero con el despertar de los veranos y las muertes de los otoños, algo en su mente cambio, ella no sabía si la monotonía había sido la causa principal que la había llevado allí, detrás de las rejas que, bifurcan la hermosura de la luz de la luna. Ella creía que esa era la explicación más lógica, sino no sabía explicar como de un día para otro empezó a escuchar voces, y a sentir un ser superior que se apoderaba de su cuerpo. Las voces, y ella influenciada por este ser que decía controlarla, fue lo que la llevo a matar a su marido cortándolo trozo por trozo, y a ahorcar a sus dos hijos. Trató de declararse con trastornos mentales, pero no lo consiguió, a pesar de haberles detallados a los jueces su historia, tal cual me lo contó a mí. Lástima, Yayi murió unos meses después de conocernos.
Más tarde conocí a otra mujer que ejercía como prostituta, pero no lo hacía por necesidad, sino por gusto, por placer. Decía que no importaba que un hombre sea mayor mientras que sepan darle a una lo que necesita. Todo el tiempo repetía, “a todos nos queda siempre algo que dar.” Y creo que algo de razón tenía. Recuerdo que contó que había caído en cana porque por primera vez en su vida se había enamorado de verdad. Pero el hombre al que ella amaba, quien fue su pareja, no la respetaba por su profesión, todo el tiempo la degradaba como persona, la golpeaba. Y le había robado todos los ahorros que ella poseía y la dejo sin nada. Entonces ella lo buscó y como quien dicen “ el que busca, siempre encuentra.” Y cuando se vieron cara a cara discutieron, y durante un momento de ceguedad, un ávido sentimiento surgió de ella y agarro un cuchillo que había a su alcance y lo apuñalo cincuenta veces. Al final el amor le costó su libertad, al igual que a mi.
Recuerdo que tuve tres parejas, antes de la última persona con la que tuve una relación, a todas ellas creí olvidarlas al conocer a mi última pareja. Al principio todo era lindo, sin discusiones, era perfecto como todo lo es al principio. Tendía a idealizarlo todo el tiempo. Pero con el tiempo, como me había pasado en mis otras tres relaciones, cuando había discusiones me desilusionaba a tal punto, que eso me hacía pensar en mis parejas anteriores, me hacía que me enamore de ellas, una y otra vez todo el tiempo, creando en mi mente una confusión tal que no sabía que hacer. Si volver con ellos, si intentar olvidarlos, todo me conducía al desatino. Y esto fue el motivo por el cual siempre fracasaba en mis relaciones, porque me di cuenta que no sabía y aun no sé como amar. Yo amo los recuerdos de éstas personas, pero no los amo a ellos en carne y hueso. Por eso es que no puedo entregarme a una persona enteramente, porque al mismo tiempo que soy de una persona, lo soy de todos. Todo esto me sucedía porque no podía erradicar mi pasado, me encontraba truncada en cada relación que tenía. Hasta que un día se me ocurro como solucionar mi problema, para poder vivir al lado de alguien una vida plena, y feliz sin que los recuerdos me invadan y me torturen el alma , la mente y me hagan perder a alguien otra vez. Entonces un día decidí llamar a mis cuatro parejas para encontrarnos en un descampado, todos a la misma hora. No puedo imaginar la cara que habrán tenido cuando se encontraron los cuatro, ya que desconocían mi plan. Yo recuerdo que me puse un vestido largo de luto, y empecé a manejar hacia el descampado. Cuando descendí de mi auto, todos empezaron a exigirme explicaciones, obvio ninguno entendía nada. Yo no contestaba a sus exigencias, tampoco tenia mucho que decir. Hasta que en un momento les pedí a los cuatro que me acompañen a caminar y así obtendrían una respuesta de mi parte, y allí en un momento de distracción de ellos los golpee con un pedazo de tronco que encontré por ahí, saque de mi cartera un frasco con cloroformo y los dormí a los cuatro. Los até de pies y manos y los encerré en un auto viejo que había estacionado el día anterior en el descampado. Cuando despertaron sin darles ninguna explicación le di un beso en la boca a cada uno, rocié el auto con queroseno, y arroje un fósforo y todo exploto junto con ellos, y yo fui arrestada. Al final de todo me arrepiento de lo que hice, porque ahora además de estar condenada a tener que lidiar día a día con los recuerdos de ellos, tengo que lidiar con sus caras de sufrimiento antes de ser ejecutados, por una condenada a las penas eternas…

1 comentario:

  1. la puta madre, ayer creí que había firmado pero no se firmó un carajo¬¬.
    Bueno, la hago resumida Agus, me FASCINÓ, increíble, la flasheaste a más noo poder jaja, pero lográs mantener la atención del lector desde la primera hasta la última palabra.

    ResponderEliminar